Es una guía de autoprotección diseñada para que cada familia pueda conocer, prevenir, reducir y controlar los efectos de una emergencia o desastre.

El objetivo principal de este plan es que todos los miembros de la familia estén preparados para hacer frente a situaciones adversas, ya sean fenómenos naturales o provocados por el hombre, y así aminorar el impacto que pudieran ocasionar en su bienestar, patrimonio y entorno.

Para elaborar un Plan Familiar de Protección Civil, la SGIRPC recomienda seguir pasos como:

Identificar riesgos: Reconocer los peligros tanto al interior como al exterior del hogar (por ejemplo, instalaciones eléctricas o de gas en mal estado, objetos que puedan caerse, construcciones cercanas, zonas de inundación, etc.).

Reducir peligros: Tomar acciones para mitigar esos riesgos, como sujetar muebles, reparar fugas, mantener productos tóxicos fuera del alcance de los niños, etc.

Identificar zonas de menor riesgo: Delimitar los lugares más seguros dentro y fuera de la vivienda en caso de una emergencia.

Establecer rutas de evacuación y puntos de reunión: Definir los caminos más seguros para salir de la casa y un lugar específico donde la familia se encontrará después de una evacuación.

Preparar una "Maleta de Vida" o mochila de emergencia: Contener artículos esenciales como documentos importantes, agua, alimentos no perecederos, botiquín de primeros auxilios, linterna, radio, etc.

Asignar tareas y responsabilidades: Cada miembro de la familia debe saber qué hacer en caso de una emergencia.

Realizar simulacros: Practicar el plan regularmente para que todos sepan cómo actuar y reaccionar de manera efectiva.

En esencia, el Plan Familiar de Protección Civil es una herramienta vital para fomentar la cultura de la prevención y la autoprotección en los hogares, permitiendo que las familias estén mejor preparadas para enfrentar cualquier eventualidad.